Concatedral de Santa María de la Redonda


Introducción histórica

En el siglo X el Camino de Santiago cruza el río Ebro por un puente que da origen a una población que con el tiempo sería la ciudad de Logroño.

En el año 1095, el rey Alfonso VI de Castilla otorga a este lugar un fuero franco para el asentamiento de pobladores y peregrinos. Con el transcurso del tiempo la población alcanza un notable crecimiento y se construyen las iglesias de Santa María de Palacio, Santiago el Real, San Bartolomé y Santa María de La Redonda, ésta última en el arrabal y separada del itinerario del Camino de Santiago. Se le llamó La Redonda por ser una iglesia románica seguramente octogonal, similar a las existentes en el Camino jacobeo de Navarra en Eunate y Torres del Río.
Por su desarrollo e importancia, en el año 1431 es declarada ciudad y en 1435 se le dota de una iglesia colegiata, en ese momento asociada al cercano e importante Monasterio de Albelda, en cuyo scriptorium se crearon importantes códices en la Edad Media. Entre todos los templos existentes se eligió La Redonda y se vio la conveniencia de levantar un grandioso templo en el mismo lugar de emplazamiento del austero románico. La construcción se iniciaría años más tarde en 1516 y en sucesivas reformas y ampliaciones se alargaría durante tres siglos.
En 1959 la colegiata de Santa María de La Redonda fue declarada concatedral con un rango inmediatamente inferior a las históricas catedrales de Calahorra (siglo V), y de Santo Domingo de La Calzada (siglo XI).

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